Existen momentos en los que el objetivo es obtener crédito para impulsar el crecimiento del negocio. A medida que este se vuelve más maduro, atrae inversionistas. El M&A comienza a integrar la agenda estratégica. Con los recursos disponibles, el objetivo comienza a ser, en paralelo, distribuir las inversiones de la empresa, de los socios y de sus familias.
En la trayectoria de la empresa, la internacionalización se vuelve una opción viable. Las operaciones de cambio son introducidas. Con el tiempo, el seguro de vida y la previsión son considerados parte de la estrategia patrimonial y de sucesión, para suplir las necesidades en expansión. A medida que la familia crece y una nueva generación asume el control, el ciclo va madurando.
El establecimiento de una estructura offshore y la diversificación en moneda fuerte se tornan metas del empresario con experiencia. Para quienes expandieron significativamente el negocio, diversificaron y acumularon un vasto capital, la creación de family offices y el apoyo de una gestora de inversiones pueden traer varias ventajas. Las etapas se interconectan, preservando y agregando valor para la próxima fase. Es un ciclo que se repite, generación tras generación